Segar la vida desde el vientre generador de vida,
matar a la madre y sacar el fruto.
¿Cuántos Herodes asesinos
profanaron la iglesia y los rezos
de los 45 indÃgenas de Acteal,
que fueron acallados en sangre y horror?
¿Cuántos Pilatos cobijan la impunidad?
¡Cuánto llanto y cuanto coraje!,
¡cuánto dolor del pueblo!,
¡cuánta valentÃa y dignidad acallada!
Los pueblos claman justicia,
el Estado es silencio e impunidad,
es mentira cubierta de Ley.
Ley de Herodes y poder.
Un 22 de diciembre la muerte se adelantó,
el César, Zedillo, y su lacayo Chuayffet
ordenaron y los paramilitares actuaron,
45 indÃgenas tzotziles asesinados.
De las madres, sus vientres abiertos,
y de eso, un Pilatos, Jorge Madrazo,
Procurador de la República,
lavó con leyes las manos del poder.
Los santos inocentes, nunca serán olvidados,
ni sus padres ni sus hermanos.
Los vientres de las madres parirán y darán el fruto
de nuestra lucha contra la impunidad.
Tomado de Poemas Disonantes, Adrián RamÃrez López, Plaza y Valdes Editores, México