CONTEXTOS: Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos de la masacre Sucumbíos 010308





Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos de la masacre de Angostura, Sucumbíos, Putumayo, Ecuador el 1 de marzo de 2008.

Olvidar duele más

Olvidé un poema escrito para ustedes
pero a ustedes no los olvido
ni olvido el odio y el desprecio,
no olvido sus sonrisas
ni sus deseos y aspiraciones.
¡La patria grande!

“Nuestra patria es América”,
decía el Libertador,
y con él ustedes y nosotros
salimos a liberarnos.

Olvidé sus caras y sentí su esencia,
sentí como las cenizas se mezclaban
con lágrimas, gritos y emoción,
regresaban en espíritu y por la raza hablaron
sus cenizas en el Alma Máter…
en Alma Máter se convirtieron.

Sus padres orgullosos con rabia contenida,
con la voz crispada y con sus fotos al frente, entre tanto
dolor,
recogieron todo su ser concentrado
y nos lo dieron a todos
y nos nutrimos de él
y del dolor la lucha
y de la lucha la certeza.

Combatir la impunidad, ¡que nadie sufra esto!,
que la mano sanguinaria de Uribe Vélez
reciba el castigo que merece,
que Álvaro Uribe Vélez ni tenga descanso,
que el mundo sepa que es asesino.

¡No olvidar Sucumbíos un primero de marzo!
No olvidar las bombas calcinando cuerpos,
una masacre planificada a sangre fría;
cálculos políticos de golpes certeros,
costos medidos de muerte despreciando la vida.

Mentiras y mentiras repetidas,
invasión de Ecuador y muerte,
abandono de un acuerdo humanitario.
Uribe: asesino confeso en México.
Diplomacia mexicana: ¡cómplice!

¡Muchachos!, no olvidamos sus aspiraciones
—“Nuestra patria es América”—,
su compromiso por las causas justas,
la solidaridad internacional y su compromiso,
no olvidamos sus deseos y
deseamos serlos, ser parte de ellos:
“Nuestra patria es América”.
Olvidar nos duele más,
Verónica, Soren, Fernando, Juan,
con Lucia y con todos sus amigos y familiares
tomamos sus sonrisas y sus anhelos
y los convertimos en letras y acciones.


Somos cenizas

Somos cenizas,
somos fruto del fuego,
del amor.
Somos partículas diminutas
que se mezclan con las lágrimas.
Somos una masa
de cenizas y lágrimas,
que se aviva en la memoria
que acusa y que lucha.

Somos madres y hermanos,
hijos , amigos sumados.
No nos olvidan.
Estamos con ustedes.
Regresamos a la universidad
como esencia , como espíritu,
como raza que habla,
como sonrisa de estar aquí.

Somos cenizas,
somos amor al pueblo,
partículas diminutas,
mezcladas.
Cenizas y lágrimas,
somos puño crispado,
grito, voz.

Somos espíritu y por nosotros
habla la raza.
Somos semillas flores y frutos
para alimentar a los que luchan.
Para darles nuestra fuerza.


Los colibríes

Nutridos de la dulzura de las flores,
están aquí con nosotros,
siempre activos, aleteantes,
siempre llenos de color.

Multicolores, tornasolados,
con el color de los colores,
con todos los colores de nuestros pueblos.

Los colibríes vuelan con nosotros,
aquí están, son los muchachos,
los que salieron de México
y volaron por el continente
y se unieron en Ecuador,
a la mitad de la tierra
unos de ellos se posó en Nicaragua,
con nuestros ancestros en náhuatl,
en cenzontle, en raza,
en espíritu, en ciencia, en patria,
en nuestra patria que es América,
la de la dulzura de las flores,
la de los colibríes.

Cuenta la leyenda que Juan, Soren, Verónica y
Fernando
son colibríes que vuelan por Tlatelolco
¡Miremos los colibríes, ahí están los muchachos!
Tomado de Poemas Disonantes, Adrián Ramírez López, presidente de la Limeddh

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