Golpe seco y flores
San Salvador Atenco 03 de mayo 2006, ¡No se Olvida!
Un cantor, se acercó a nosotros y nos dijo:
“Los que mueren por la vida no pueden llamarse
muertos,
y a partir de este momento es prohibido llorarlos,
que se callen los redobles en todos los campanarios,
vamos juntos carajo…”
Carajo Alí, Alí Primera,
carajo Víctor Jara,
carajo José de Molina.
Hoy cantamos por la vida y luchamos por ella.
Ollín Alexis, sacudiste nuestras conciencias.
Un golpe seco choca en la conciencia del pueblo,
contunde desde la conciencia de Ollín Alexis
y expande su lacrimógeno gas que nos aturde.
El ambiente se llena de rabia y desesperación,
se nublan las mentes y quedamos muertos.
Otro golpe seco, ahora el de la muerte,
se irradia desde Ollín Alexis hacia nosotros.
Su vida queda en nuestras manos,
nos revive, nos aviva, nos nutre, nos multiplica;
las mentes se aclaran y vivimos para la lucha.
Todo empezó en las flores
y en las flores continúa,
quienes impidieron que las flores estuvieran para el
pueblo
arremetieron con saña en el mercado y el horror salió,
el terror cubrió de gas y lágrimas Atenco
y ahora, querido Ollín Alexis,
una a una las flores te acompañan,
son cientos y miles que multicolores se acompañan.
Es el amor del pueblo que acompaña a tu familia,
que se hermana contigo y que no deja de llegar,
son miles y cientos de miles que en el mundo hoy
están.
Somos todos los que nos entrelazamos
para gritar, para luchar contra el terrorismo de Estado;
el del gas, el del golpe seco, el de la violación, el de la
muerte…
A un año más de… las flores…
siguen frescas, vivas, radiantes.
Los machetes de Atenco…
blandidos por la lucha.
Seguimos juntos contra la impunidad
para dar un golpe seco,
contundente por el pueblo,
por tu memoria, la de todos, la nuestra.
Todo empezó en las flores
y en las flores continúa.
Tomado de Poemas Disonantes, Adrián Ramírez Limeddh Ac, Plaza y Valdes Editores, México.
Pintura de Dorina Costras
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Los días 3 y 4 de mayo de 2006, el poblado de San Salvador Atenco, aledaño a la Ciudad de México, vivió uno de los actos represivos más brutales de los que se tenga memoria en el país. Más de 3 mil 500 efectivos de la policía atacaron a los pobladores, dejando un saldo de dos jóvenes asesinados, 207 detenidos, de los cuales 47 eran mujeres; 26 de las detenidas denunciaron haber sido torturadas y violadas sexualmente por elementos policiacos; asimismo cinco extranjeros fueron expulsados de México, entre ellas dos ciudadanas españolas. El caso Atenco es un caso paradigmático de terrorismo de estado, de criminalización de la lucha social y del triunfo de un pueblo en resistencia.
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